14.09.2011 - Demás está contarles que de la primera entrevista me fuí con más miedo que otra cosa.
Lo que mas recuerdo de ese primer encuentro fue la sensación de sentir que por primera vez un médico no me juzgaba por mi obesidad.
Por primera vez no me habian dicho NO, todo lo contrario, fue un SI rotundo que me alegró mucho pero también trajo mucho miedo, porque entonces el cambio era casi casi una cofirmación a futuro y como todos sabemos, para cualquier cambio que se quiera emprender hay que mover muchos cimientos, y vaya si eso duele!.
Yo ya habia dejado de fumar, eso me hacía sentir muy orgullosa pero también sabía que no fumar y no comer conjuntamente era algo que no sabia si iba a poder tolerar.
Decidí invertir en mí y dupliqué mis sesiones de terapia, necesitaba la contención extra, profundizar sobre el semejante cambio de por vida que quería generar y que comenzaba a tomar forma tanto en mi cabeza como en la realidad misma.
Los primeros días de la dieta fueron maravillosos, estaba super estimulada y la primer semana fue una dieta modelo, tanto que bajé 3 kilos y medio. Llegué a consulta feliz, segura, como aquel que sabe que hizo las cosas bien, fué un placer subirme a la balanza, ya que sabía que iba a marcar menos que la semana anterior.
Recibí las felicitaciones pertinentes y comenzamos a hablar de todas aquellas cosas que me resultaban nuevas y aún extrañas, como la endoscopia, la anestesia, los drenajes, etc. Hay que preguntar todo, no hay que entrar a quirófano si uno no está convencido 100% de lo que va a hacer y mucho menos sin saber todo lo que va a suceder.
Antes de irme me entero que el 21 de Septiembre no nos vamos a ver porque es el día del Médico. Había que esperar 15 días para volver a encontrarnos, eso me preocupó bastante, 2 semanas sin control para mi podían ser fatales.
Obviamente que salí y me premié, me tomé un helado, total tenía 15 días para remendar errores, ya había comenzado mi problema con la falta de control próxima cercana.
Lo que mas recuerdo de ese primer encuentro fue la sensación de sentir que por primera vez un médico no me juzgaba por mi obesidad.
Por primera vez no me habian dicho NO, todo lo contrario, fue un SI rotundo que me alegró mucho pero también trajo mucho miedo, porque entonces el cambio era casi casi una cofirmación a futuro y como todos sabemos, para cualquier cambio que se quiera emprender hay que mover muchos cimientos, y vaya si eso duele!.
Yo ya habia dejado de fumar, eso me hacía sentir muy orgullosa pero también sabía que no fumar y no comer conjuntamente era algo que no sabia si iba a poder tolerar.
Decidí invertir en mí y dupliqué mis sesiones de terapia, necesitaba la contención extra, profundizar sobre el semejante cambio de por vida que quería generar y que comenzaba a tomar forma tanto en mi cabeza como en la realidad misma.
Los primeros días de la dieta fueron maravillosos, estaba super estimulada y la primer semana fue una dieta modelo, tanto que bajé 3 kilos y medio. Llegué a consulta feliz, segura, como aquel que sabe que hizo las cosas bien, fué un placer subirme a la balanza, ya que sabía que iba a marcar menos que la semana anterior.
Recibí las felicitaciones pertinentes y comenzamos a hablar de todas aquellas cosas que me resultaban nuevas y aún extrañas, como la endoscopia, la anestesia, los drenajes, etc. Hay que preguntar todo, no hay que entrar a quirófano si uno no está convencido 100% de lo que va a hacer y mucho menos sin saber todo lo que va a suceder.
Antes de irme me entero que el 21 de Septiembre no nos vamos a ver porque es el día del Médico. Había que esperar 15 días para volver a encontrarnos, eso me preocupó bastante, 2 semanas sin control para mi podían ser fatales.
Obviamente que salí y me premié, me tomé un helado, total tenía 15 días para remendar errores, ya había comenzado mi problema con la falta de control próxima cercana.
NADIE DIJO QUE IBA A SER FÁCIL.