07.09.2011 - La primera vez que escuché hablar de él fue allá por el 2010, mas precisamente el 7 de Septiembre.
Para hablar de él y para contarles como lo conocí primero tengo que hablarles de la Dra. Salinas, ella me lo nombró, fue la primera vez que oí hablar de él.
La Dra. Salinas es además licenciada en nutrición, me la había recomendado con muchas ganas mi endocrinóloga, me había rogado que fuera a verla.
Fui, no nos entendimos. En realidad la entendí perfectamente, solo que no me gustó todo lo que me dijo y quería huir rápidamente de su consultorio, típica defensa de cualquier adicto, claro está.
Es ella quien por primera vez me habla de la cirugía bariátrica, me nombra algo así como “Manga Gástrica”, “Cirujano Carlos Giordanelli”, "que lo pensara", a lo que respondo que NI LOCA me someto a algo así, inteligente ella, se da cuenta que ni siquiera podía yo pensarlo y no insiste, me da una dieta y antes de retirarme del consultorio me dice que “en caso de que lo pensara…debía que dejar de fumar”.
Me voy del consultorio pensando que “ella estaba loca”, que “ni loca iba a dejar de fumar y mucho menos me iba a someter a una cirugía de esas”. Nunca más volví a verla, pero lo que hablamos ese día se me había marcado a fuego en la cabeza y era tema recurrente en mis sesiones de terapia. Ese mismo año dejé de fumar, el 18 de Noviembre de 2010, a las 18 horas.
Luego de haber engordado muchos kilos más y de llorar con las fotos de mi cumpleaños número 33, (el 16 de Junio de 2011), me tomo unos meses y con el nombre del cirujano grabado a fuego en la cabeza comienzo a investigar en internet quien era éste hombre.
Cual sabueso me siento en la PC y comienzo a intentar “ubicarlo” en internet y ver que saltaba en el “señor google”. A todo esto debo mencionar que siempre me caractericé por tener una imaginación bastante “inquieta” y cuando la doctora me lo nombró “Dr. Carlos Giordanelli” yo me imaginé a un “morochón” medio petacón, medio pelado quizás, “tano del sur”, robusto, del tipo “Danny de Vito”, vaya uno a saber porqué, me lo imaginé así.
Cuando comienzan a aparecer las primeras imágenes de el hombre en cuestión, ¡vaya chasco que me llevo!, el hombre es alto, rubio, de ojos claros, con bigote y cabellera completa…les juro, mucho mas cerca de Pierce Brosnan que de Danny de Vito, bueno, al menos le había acertado a la edad.
Leo todo lo que puedo de él en internet y decido sacar turno, casualmente para el 7 de Septiembre de 2011.
Fui a la entrevista con todo un “speach” súper armado pensando que tenía que venderle una historia redondita para que quisiera operarme. Casi no me dejó hablar.
Me recibió con una sonrisa de “media boca”, ustedes me entienden, esa sonrisa que demuestra simpatía pero que no “derrocha” ni invita a que sientas muchaaa confianza, onda, soy ameno, pero no te pases de vivo.
Me hizo 400 mil preguntas, me miró de todas las formas posibles, leyó mi historia clínica para arriba y para abajo, me volvió a mirar de todas las formas posibles, me hizo más preguntas, me pesó, calculó mi IMC (índice de masa corporal), me hizo jurar y perjurar que no fumaba mas, me volvió a mirar mil veces más, (supongo que era una especie de "rayos x" incorporado que habrá traído de la facultad), ni idea, pero es al menos lo que yo sentí.
Recién ahí me explicó como era el método, me habló de un Bypass Gástrico, de mi IMC, de los problemas que acarreaba tener tanto sobrepeso, de lo que debería pesar en realidad, me habló de los pros y los contras de la cirugía, me avisó que mi vida iba a cambiar para siempre y en forma definitiva, me dijo que debía entender que jamás, nunca más iba a poder comer ni beber como lo hacía hasta entonces y que iba a tener que tomar suplementos vitamínicos de por vida.
Me dijo que era una candidata importante a la operación debido a que había dejado de fumar, no tenía hipertensión ni enfermedades asociadas a la obesidad. Estaban con él durante toda la entrevista dos Lic. en nutrición, Valentina y otra chica mas que no volví a ver.
Me pone sobre aviso de como iba a ser el tratamiento, nos veríamos todos los miércoles por la tarde hasta la fecha de la operación, que debía cumplir con todo lo que me indicaran para demostrar compromiso.
Me dan una dieta pre-quirúrgica, me mandan a hacer 400 millones de estudios y me dicen que si todo sale bien y bajo el 10% de mi peso en 3 o 4 meses me operan.
Yo sentí que durante la entrevista “nos medimos” mutuamente, yo soy súper desconfiada y traté todo el tiempo de concentrarme en responder correctamente lo que me preguntaba mientras intentaba a la vez “sacarle la ficha”, era un enigma para mí, para comenzar ya no era como me lo imaginaba físicamente, así que me tenía en jaque, necesitaba saber sí o sí donde me estaba metiendo y quería saber si nos íbamos a llevar bien.
Me agradó que NO sea de esos médicos “abrazadores”, que te ponen apodos diminutivos y te tratan como si te conocieran de toda la vida, NO soporto eso, vaya uno a saber porqué y por suerte era tan parco como yo, simpático pero medido, cero confianzudo el hombre, bien ahí.
Obviamente y como corresponde yo jamás lo tuteé, le digo “Doctor”, “Giordanelli” ó “Usted”, parece que también se sintió cómodo con mi forma de tratarlo y así nos llevamos, súper.
Mis datos de ese día:
33 años.
1,56 metros.
110, 4 kilos.
Busto: 126 centímetros.
Cintura: 118 centímetros.
Cadera: 133 centímetros.
Remedios: T4, Alprazolam, Paroxetina, Níquitin.