Comer en forma desordenada nos hace consumir más. "Picamos" lo primero que encontramos, comemos a cualquier hora y, encima, terminamos el día con hambre. Aquí, consejos para armar una rutina.
Para trabajar con mayor eficacia y cumplir nuestros objetivos todos necesitamos algunas rutinas durante el día. Nuestro metabolismo también. Ordenar nuestra alimentación y darle un ritmo a las ingestas lo ayuda a trabajar con más eficiencia y a prevenir el aumento de peso.
* Tener una alimentación desordenada nos hace comer más, no solo porque picoteamos más comidas que ni siquiera registramos, sino también porque saltear comidas hace que lleguemos con más hambre al final del día.
* Desayunar es algo más que tomar un té, café o mate: las infusiones no aportan prácticamente ningún nutriente. Como ideal, el desayuno debe incluir alimentos de al menos cuatro de los grupos básicos: lácteos, cereales, frutas, azúcares, y grasas, pero eso puede ser difícil de lograr en una cultura como la nuestra. Lácteos y cereales – como el pan – no pueden faltar.
* Es importante programar día por día los momentos de la semana para las comidas y colaciones. Al darles un tiempo y un lugar les damos un sentido dentro de nuestra alimentación.
* Si nos encontramos enfrascados en alguna actividad que no nos permite comer en casa, en un restaurante o pidiendo al delivery en la oficina, conviene comer de todos modos, aunque sea una fruta o dos galletitas. Esto ayuda a mantener el ritmo metabólico.
* Al momento de pensar en snacks, tratá de mantener un equilibrio entre los más saludables (como las barritas de cereal, alfajores de arroz, turrones de quiosco, chocolates pequeños o galletitas bañadas en chocolate) y los gustos, como las golosinas.
* Nunca es tarde para cambiar el orden de tu alimentación. Una buena forma de empezar a hacerlo es llevar un diario de comidas durante una semana. Anotá todo lo que comés en el día, las cantidades, en qué momento comiste y qué sentías mientras lo hacías (por ejemplo: estrés, hambre, aburrimiento, cansancio, etc.) Al final de la semana tendrás un mapa de tus hábitos alimentarios y una buena guía para empezar a cambiar.
* Tratá de dormir 8 horas, eso ordenará el reloj biológico de tu cuerpo y ayudará a que no aumentes de peso por falta de sueño.
* No lleves el paquete de galletitas a la mesa del estudio o a la oficina. Servite la porción que vas a comer (o la que indica el envase) y disfrutá de su sabor en el momento de descanso.
* Tener una alimentación desordenada nos hace comer más, no solo porque picoteamos más comidas que ni siquiera registramos, sino también porque saltear comidas hace que lleguemos con más hambre al final del día.
* Desayunar es algo más que tomar un té, café o mate: las infusiones no aportan prácticamente ningún nutriente. Como ideal, el desayuno debe incluir alimentos de al menos cuatro de los grupos básicos: lácteos, cereales, frutas, azúcares, y grasas, pero eso puede ser difícil de lograr en una cultura como la nuestra. Lácteos y cereales – como el pan – no pueden faltar.
* Es importante programar día por día los momentos de la semana para las comidas y colaciones. Al darles un tiempo y un lugar les damos un sentido dentro de nuestra alimentación.
* Si nos encontramos enfrascados en alguna actividad que no nos permite comer en casa, en un restaurante o pidiendo al delivery en la oficina, conviene comer de todos modos, aunque sea una fruta o dos galletitas. Esto ayuda a mantener el ritmo metabólico.
* Al momento de pensar en snacks, tratá de mantener un equilibrio entre los más saludables (como las barritas de cereal, alfajores de arroz, turrones de quiosco, chocolates pequeños o galletitas bañadas en chocolate) y los gustos, como las golosinas.
* Nunca es tarde para cambiar el orden de tu alimentación. Una buena forma de empezar a hacerlo es llevar un diario de comidas durante una semana. Anotá todo lo que comés en el día, las cantidades, en qué momento comiste y qué sentías mientras lo hacías (por ejemplo: estrés, hambre, aburrimiento, cansancio, etc.) Al final de la semana tendrás un mapa de tus hábitos alimentarios y una buena guía para empezar a cambiar.
* Tratá de dormir 8 horas, eso ordenará el reloj biológico de tu cuerpo y ayudará a que no aumentes de peso por falta de sueño.
* No lleves el paquete de galletitas a la mesa del estudio o a la oficina. Servite la porción que vas a comer (o la que indica el envase) y disfrutá de su sabor en el momento de descanso.