22 de diciembre de 2011

El bolso,….¡Al cuete!

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Muchos de ustedes que están próximos a la cirugía estarán ya pensando en el bolso y en todo lo que van a meterle adentro al pobre…¡STOP!, desde ya les aviso que es al RE CUETE (al pedo, al divino botón, innecesario, o como se diga en su país).

Al mío lo llené tanto como llenaba a mi panza antes de operarme, como si fuese un fiel reflejo de mis propios pantalones cada vez que salía a cenar con familiares y amigos.

Debo decirles que la mayoría de las cosas que “le metí adentro” eran tan innecesarias como las cantidades de alimento que le “embuchaba” a mi pobre estómago, me atrevería a decirles que no use ni el 30% de las cosas que llevé a la clínica.

Les hago una leve reseña de lo que llevé y no fueron ni siquiera sacados del bolso, cabe destacar que cada paciente es un mundo y cada uno tiene necesidades especiales y particulares.

Me interné el Martes 20 de diciembre de 2011 a las 5:30 AM en el CEMIC de Saavedra, en Buenos Aires, Argentina (aclaración para los amigos Brasileros que siguen el blog).

Entré a quirófano a las 8 AM y salí (según mis padres) alrededor de las 12 del mediodía, que es cuando volví a la habitación, previamente estuve un buen rato en la sala de recuperación.

Estuve internada hasta el Jueves 22 de Diciembre de 2011, 48 horas exactas, me dan el alta y me vuelvo a casa con un drenaje (será tema de otro post).

Ahora sí, el bolso:

Procedo con su contenido y la explicación del porqué de su “alpedez”, por decirlo de alguna manera.

Camisón (al pepe N°1).

No es para nada práctico, ya que una vez operada van a pasar a verte los cirujanos y los médicos de guardia muchas veces al día y vas a tener que levantarte el camisón infinidad de veces, no es cómodo y además vas a tener los dos drenajes correspondientes, recomiendo absolutamente en lugar del camisón llevar un pijama, ya que no solamente es más cómodo por tener que levantar solamente la remera sino que además el pantalón te sirve para sujetar los drenajes. No lo dudes, pijama 100%.

Corpiños (al pepe N°2).

Los llevé al pepe, no porque no quisiera usarlos, sucede que una de las incisiones está muy cerca de la zona por donde pasa el corpiño (la boca del estómago) y no es una sensación grata la de tener algo tan cerca de la incisión, yo les recomiendo llevar uno flojito, que no aprieta y se fijan si lo usan o no, yo estuve a lola suelta nomás.

Mudas de ropa (al pepe N°3)

Yo llevé laque tenía puesta, (claro está) y una más, por si acaso, al pepe, volví con la misma que vine ya que la había usado solamente para ir a la clínica.
Te vas con un drenaje puesto así que te recomiendo llevar algo de algodón cómodo y que no ajuste demasiado.

Cremas hidratantes, perfume, maquillaje, shampoo y crema de enjuague (al pepes sin fin)

De las cremas hidratantes ni te vas a acordar, del perfume puede ser, del maquillaje menos y el shampoo y la crema de enjuague…….había donde estaba internada, así que decidan ustedes que hacer al respecto.

Notebook, libros, crucigramas (al pepe N° 4,5 y 6)

Uno cree que se va de vacaciones a un Spa, o al menos eso creía yo que jamás en mi vida había estado internada  para absolutamente ninguna intervención.

El primer día estás media “grogui” por la anestesia (será tema de otro post) así que ves todo nublado,  lo único que entendés a ciencia cierta es que te operaron. Ya te digo que no vas a tener  tiempo ni ganas de ponerte a postear nada ni hacer crucigramas, a las 4 horas de operada me mandaron a caminar por los pasillos, no tuve tiempo de nada.

El segundó día comenzás a tomar agua en jeringa (esto varía según el equipo médico que tengas) así que tu concentración está absolutamente puesta en eso, cada tantas horas aumentan la dosis y realmente querés hacerlo bien para poder irte, ni de chiste vas a estar con la notebook o los crucigramas.

Remedios, vitaminas, caseinato de calcio, etc. (al pepe N° 7, 8, 9 y etc.)

Al reverendo pepe, todo eso, no se ingiere nada de todo eso hasta después de haber salido de la clínica, al igual que sus remedios, consulte con su médico pero es probable que esos días de internación no los use o se lo administren ellos mismos.

 Ahora sí, lo que deberían llevar en el bolso.

1° Pijama.

2° Unas pantuflas mulliditas para poder caminar bien cómodo/a.

3° Un par de medias soquete (si sos friolenta/o).

4° Cepillo de dientes y pasta dental, ¡Elemental!.

5° Ropa interior (bombachas, tangas, calzoncillos, bóxers, lo que uses), que sean flojos y cómodos.

6° Un sweater, por si el aire acondicionado llega a estar muy fuerte pero por lo general la temperatura de las clínicas está estipulada en 22/23 grados. Yo recuerdo haber sentido calor.

ELEMENTAL E IMPORTANTISIMO, libretita y lapicera, durante el primer día de internación es elemental e indispensable NO HABLAR, así evitamos llenarnos de aire que luego se convierte en gases y duele como un demonio!!!!.

CORAJE Y GANAS DE VIVIR, elemental para entrar al quirófano y salir mentalizado/a de que una nueva vida comienza, una segunda oportunidad para hacer las cosas bien y cambiar, tanto por dentro como por fuera, NO ES FACIL, PERO ES POSIBLE.

21 de diciembre de 2011

1° Día Post Operatorio - Consejos

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Agua

Se empieza la ingesta de agua. Empezamos con una jeringa de 10cc cada media hora o cada hora hasta después del mediodía. Luego con una jeringa de 50cc. De nuevo, ¡depende de cada grupo quirúrgico! Algunos lo hacen distinto. Lo ideal amigos aquí es no ponerse ansioso, sino mas bien estar tranquilo y aprender esta nueva sensación de sentir algo en el estomago nuevo.

No hay una sola reacción ante esto. Algunos no sienten nada, otros sienten algo que cae, otros se llenan con poco, otros toleran mas cantidades, otros tienen nauseas... todo esto es normal... Uno tiene que aprender lo que le pasa a uno... De eso se trata.

Seguir caminando

Es importantísimo y elemental, este día uno se siente mucho mejor, con mas animo y ya no se siente tan vapuleado. Así que se agarra el pie de suero, los sueros y a andar se ha dicho. Por pasillos y habitaciones de otros pacientes operados.

El suero

Nos garantiza una buena hidratación segura, y nos da tiempo para que ese día el paciente aprenda a tomar líquidos tranquilo.

Nuestro equipo médico

Pasa a vernos por la mañana y por la tarde para corroborar nuevamente nuestro estado general y revisar las heridas. Nos indica, los cambios en la dieta, como viene el drenaje, la necesidad de otras conductas, si hay que tomar medicación habitual, etc.

Bañarse

Podemos hacerlo, acompañados si nos sentimos un poco débiles o solos. El drenaje puede colgar si esta semivacío, pues no se cae. Si esta pesadito se le pide a la enfermera que se lo cambie y ponga uno nuevo.

La actitud

Es clave para un buen post operatorio la ACTITUD POSITIVA, acabamos de salir de una cirugía, obviamente la vida no es color de rosa, paciencia y a pensar en positivo.

Comunicación

Recuerde no hablar, se va a llenar de gases y es muy doloroso para el paciente.


Fuente: Foro Familia Bariatrica

Post Operatorio Inmediato - Consejos

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Dolor

Por lo general, las primeras horas del postoperatorio son molestas, puede o no haber algo de dolor que se maneja con analgésicos que pasan a través del suero. Esta vivencia de dolor o no dolor depende de cada paciente, no se puede generalizar.

Sueño

También puede que haya somnolencia o ganas de dormir debido a los efectos de la anestesia general. Intentar descansar es lo mejor que puede hacer debido que a las horas comienzan los primeros movimientos.

Visitas

Es importante tener en cuenta que estas horas NO son las mejores para recibir familiares, amigos, conocidos, etc. ya que la tranquilidad, el no hablar y no tener demasiados estímulos son los “tips” que hacen que este momento tan delicado sea más llevadero. Siempre es recomendable que un familiar se quede o vaya rotando con otros familiares, pero siempre de a uno. No ver tele y estar tranquilo

Comunicarse

Si se quiere comunicar con los demás es recomendable llevar un block pequeño de notas, ir escribiendo lo que desea expresar, si habla va a llenarse de gases, y le aseguro, no va a ser agradable expulsarlos. Hágame caso, no hable.

La posición

Inmediatamente después de la cirugía es mejor que la cabecera de la cama esta un poco levantada para poder respirar mejor.

La vestimenta

Es bueno tener un camisón o pijama, ya que después de 3 horas de operado hay que empezar a sentarse lentamente, levantarse y una vez que vemos que no nos mareamos, ¡hay que caminar!, con ayuda de algún familiar o enfermero comenzamos a recorrer los pasillos.

Los líquidos

En este primer día NO se puede ingerir líquidos, pero si se puede mojar los labios con una gasa húmeda sin tragar el liquido. Toda la hidratación va por vía endovenosa con el suero, así como la medicación necesaria.

La medicación

Si el paciente toma medicación por enfermedades asociadas, ese día no se toman y se controlaran esas enfermedades (por ejemplo la hipertensión, diabetes, epilepsia, gastritis, etc.) con drogas endovenosas que pasan a través de la guía de suero.
Si el paciente tiene enfermedades asociadas no tan comunes recomendamos llevar sus medicamentos que quizás no son habituales en los hospitales o clínicas y que a partir del día siguiente ya podrá tomar.

Orinar

El orinar es importante en estas horas, y muchas veces el deseo de micción viene cuando el paciente se levanta.


Fuentre: Foro Familia Bariatrica

El despertar…Renovada...la internación.

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Lo primero que recuerdo son voces, a lo lejos. Escuchaba a personas ir y venir, pero no tenía imagen.

A medida que  pasaba el tiempo, no sé cuánto, las voces se iban haciendo más cercanas y claras, con el recorrer de los minutos reconocí la voz de mi cirujano, que me preguntaba si estaba bien.

Abrí los ojos y lo vi, lloré. Era una mezcla rara de emociones, estaba feliz porque todo había salido bien y había “renacido”, como dicen muchos, y también estaba asustada, confusa por la anestesia y un poco adolorida.

Asentí con la cabeza que estaba bien, me daba cuenta que no podía hablar y además sabía que no tenía que hacerlo. Tenía frío y movía la cabeza de un lado al otro, por efecto de la anestesia.

Recuerdo que me dolía más el pié derecho que el  estómago en sí, toda mi atención estaba centrada en el pié ya que no me parecía normal que me doliera más que la panza después de semejante cirugía.

No debía hablar, pero lo hice:

- Me duele el pié- le dije al Giordanelli.

-¿El pié?, me dijo él.

-Sí, lo tengo dormido, ¿Es normal?- le pregunté.

Me respondió que sí, que era por la posición en la operación, nunca entendí muy bien y admito que siempre olvidé preguntar nuevamente, me hizo masajes en el pie, creo que me volví a dormir.

Lo próximo que recuerdo ya con imágenes más nítidas es despertar cuando la camilla comenzó a moverse. 

Tal como en las películas o series de TV de hospitales veía las luces del techo desde mi camilla mientras me llevaban a la habitación.

Cuando llegué al cuarto estaba mi mamá que pegó un salto desde el sofá y se acercó a saludarme, mi papá tengo entendido que estaba fumando abajo.

Pasaba el tiempo, la visión iba mejorando, entraban y salían personas de la habitación, supongo que médicos, no estoy segura, seguía medio atontada por la anestesia.

Al rato -no sé cuánto- reconozco la voz de Giordanelli en la habitación, ya con “ropa habitual de médico”, (léase: delantal y no el espantoso “ambo” de cirujano), vino a contarle a mis padres que había salido todo bien, que me habían hecho un estómago muy pequeño debido a mi estatura y mi contextura física, que no tenía que hablar y que debía descansar ya que por la tarde tenía que salir a caminar.

Recuerdo haberle preguntado si (yo) había hecho bien las cosas, si había encontrado todo bien “adentro”- me dijo que sí- que había hecho bien los deberes, me felicitó y me dijo que me quedara tranquila. Lloré una vez más.

Según mis padres volví al cuarto a las 12 del mediodía aproximadamente, entré a quirófano a las 8 AM, no se cuento tiempo estuve en la sala de recuperación que es algo así:




Mis viejos hablaban en voz baja, no sé de qué, se que estaban ahí, nada más. Dormí por varias horas.

No tuve náuseas en ningún momento, esto puede variar en cada paciente. Recuerdo tener mucha pero mucha sed, las enfermeras me dijeron que era efecto de la propia anestesia.

En cuanto al dolor, no voy a mentirles, dolía, bastante, yo nunca había sido operada de nada, así que no puedo compararla con alguna otra cirugía. Como describirles el dolor, duele en la boca del estómago y en la espalda, como si fuese un dolor muscular, de espalda, fuerte, pero no imposible de soportar, y miren que soy "maricona" al mango.

Apenas llegué entraron las enfermeras, me colocaron suero, morfina y analgésico.

El analgésico está todo el tiempo circulando, la “maravillosa morfina” te la aplican cada 4 otras y realmente el mundo “florece” en ese momento.

Te colocan unas botas para evitar la trombosis, éstas se inflan y desinflan todo el tiempo, yo las odiaba, no me dejaban dormir, pero eran necesarias (puede variar según el equipo médico, algunos colocan vendas o medias), acá un ejemplo de ellas:




Yo no quise recibir visitas, pedí que no fueran a verme ya que no iba a poder hablar y quería estar tranquila y relajada, no funcionó, traten de ser SUPER ESPECÍFICOS al respecto, es mejor NO recibir visitas.

El primer día me la pasé dormitando, entrecortado, cuando el dolor venía me despertaba, pedía el “rescate” de morfina y el mundo volvía a “florecer”.

Podría mentirles y decirles que NO DUELE, ¿pero para qué?, en mi blog intento manejarme como en la vida, pienso que mentir no sirve, salvo que sea extremadamente necesario, y no es el caso, hay que saber y ser consciente que el primer día vas a estar bastante molesto, es una cirugía, no un paseo por el botánico.

A media tarde me dieron ganas de hacer pis (orinar, para los extranjeros), me alcanzaron la chata y me horroricé, ¡ni loca!, quise ir al baño, a hacerlo por mis propios medios. Dolió un poco el pararse pero además de hacer pis necesitaba ponerme una “bombacha”, hacía más de 8 horas que estaba con los genitales “al viento”, suficiente para mí.

Festejaron que pudiera hacer pis por mis propios medios y aprovecharon que estaba parada y me mandaron a caminar. No saben el alivio que es para el dolor de espaldas, les juro.

Al rato vinieron los médicos que estaban de guardia haciendo rondas y me hicieron el primer control.

Me tomaron la presión, la temperatura, controlaron las medias inflables, me tocaron la panza -casi los mato- miraron mis pupilas, cambiaron los remedios, etc.

El día pasó rápido, por la tarde vino mi “padrino” bariátrico, Marcelo Doullié, fue un gusto verlo ahí, estuvo un ratito, tranquilizó a mis padres y me dio algunos consejos.

Párrafo aparte se merece la "libretita/anotador", elemental para la supervivencia del paciente bariátrico, NO SE PUEDE HABLAR, de esta forma se evita tener gases, ¡que duelen como un demonio!.
Sigan mi consejo (y el de cualquier operado), escriban, no hablen, para nada, jueguen al "mudito". Acá les dejo una muestra de mi libretita.





No podía dejar de pensar en todos los que me habían estado "bancando" en facebook, quería avisarles que todo estaba bien, así que pedí mi celular y con el poco de lucidez que tenía posteé lo siguiente:



Llegó la noche y simplemente me dormí, recuerdo tener mucho calor, la temperatura de la habitación estaba a 23°C y no hubo forma de pedirles que bajaran la temperatura, al tiempo desistí y me volví a dormir.

Así fue pasando la noche, dormía entrecortado, dolía y me despertaba, venía el “rescate” de morfina y volvía a dormir.

Sin darme casi cuenta amaneció, yo estaba DESESPERADA POR AGUA, pero no había chance.

Amanecí con mucho menos dolor y ya no pedí más morfina, con el calmante que corría por intravenosa era suficiente, así que les dije que no quería más morfina.

Caminé en dos oportunidades por la mañana, alivia mucho pero mucho el dolor de espalda. Vinieron mas visitas, más médicos a hacer nuevamente controles, mas pis, todo transcurría normalmente, según lo esperado.

Al fin vino mi otro cirujano, el Doc. Pablo Monti y escuché lo que más había anhelado desde que salí de cirugía – Ya vas a poder comenzar a tomar agua- ¡YEAHHHH!.

Anteriormente sólo me habían permitido mojarme los labios con agua, eso ya me resultaba bastante reconfortante, recuerdo a mi madre pegada a mi espalda (literal) “controlando” si realmente no me tomaba el agua…..supongo que son “cosas” de madre.

La orden fue, pequeñísimos sorbos primero en una jeringa de 10ml de agua en una hora, luego 20ml y así sucesivamente hasta llegar a 30 o 40 ml. Si vomitaba o me sentía mal debía dejar de hacerlo.

Yo creo que estaba tan pero tan preparada y convencida de la decisión que había tomado que todo salió perfectamente, no vomité, no me dolió la panza, no me atoré, no hice pis en la chata, caminé lo que me pidieron y más. Creo realmente que mucho tiene que ver en la recuperación la actitud que le pongamos a la situación.

La ecuación del éxito:
0% de victimización + 100% de buena predisposición= Alta pronta y exitosa.


Por la tarde vino Giordanelli y me vió acostada mirando TV, me levantó como “chicharra de un ala” y me dijo:

-¡Arriba, arriba!, ¡la cama solamente para dormir!

Creo haberles contado que mi cirujano era un hombre de pocas y concisas palabras, ¿No? Así que arrancamos nuevamente con las caminatas, me gasté los pasillos del Cemic.

Ese día me visitaron, Sandra (esposa de papá), Sebas(mi amigo y hermano de la vida) y mi tía Mirta (hermana de papá, con su esposo, el tío Quico).

La noche nuevamente llegó y pedí por favor que me sacaran las botas inflables, como premio por haber caminado tanto decidieron darme el gusto, dormí plácidamente y sin morfina.

Amaneció el día tres, 22 de Diciembre de 2011, yo me dije –Hoy me voy a casa, cueste lo que cueste-.

Me levanté de la cama e hice todos los deberes, me bañé, hice pis, tomé agua y caminé, todo.

Al mediodía vino Giordanelli nuevamente y me dio el alta, ¡qué emoción!

No me fui antes del respectivo sermón del doc. Creo que todos los paciente de Carlos Gio tendrán una versión “similar” sobre el paciente que “salió con el alta y comió”….jajajajaja.

Algunos escucharon que “se comió una porción de tarta”, otros “una aceituna”, otros “una uva” y yo “un alfajor”…, creo que nos cuenta la versión que más se adapta a los gustos de cada paciente. ¡Sos lo más Carlos Gio, pero te descubrimos! (nunca se lo dijimos).

La historia cuenta que “un paciente que fue dado de alta comió… (Varía según el paciente)…y tuvieron que meterlo al quirófano nuevamente”. Todos entendimos el mensaje, queda claro, ¿No?.

Armé nuevamente mi bolso, que volvió así como fue, intacto.

¡STOP!, no me fui sin pesarme antes, había llegado con 97,4kg y me fui feliz y renacida con 94,3kg.

También me llevé a casa uno de los drenajes que me pusieron cuando hicieron la cirugía, debo admitir que pensé que iba a ser un infierno y la verdad fue lo menos problemático de todo el proceso, son algo así:



Nada, supérenlo, van a convivir con el al menos por 7 días, se puede, al segundo día ya no te molesta mas.

No puedo decirles que fue una hermosa estadía en un SPA, pero si puedo decirles que mi vida cambió para siempre en esos dos días, aprendí más de lo que creí. Salí de ahí operada pero también más sabia. 

Comprendí que puedo soportar mucho más de lo que consideraba posible y, por primera vez en mi vida acaté todas las reglas establecidas sin siquiera quejarme.

También comprendí que aunque pueda estar muy molesta con alguien las prioridades cambian todo el tiempo y hay que poder entenderlo y evolucionar.

Salí de ahí más madura y preparada  que nunca para la nueva vida que arrancaba, que no iba a ser tan fácil como creía.

20 de diciembre de 2011

La llegada / los preparativos de la cirugía.

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Les juro que yo flotaba, sentía que mis pies no tocaban el suelo, como si levitara, estaba en otra dimensión, por última vez crucé las puertas de la clínica como obesa mórbida.

Llegamos a admisiones y presento mi orden de internación, un señor muy caballero nos indica el camino y nos lleva por pasillos internos para llegar más rápidamente a la habitación.


Entramos a la habitación, apenas atravesé la puerta me adueñé de ella, saqué las cosas del bolso y me senté en la cama, “quería probarla”.

Minutos después entra mi madre, -hasta ese momento habíamos estado distanciadas, por motivos que no vienen al caso-, pero debo reconocer que verla ahí me reconfortó mucho, me tranquilizaba saber que iba a estar ahí, (además de tranquilizar a mi papá que estaba como loco).

Me preguntó cómo estaba – hacía semanas que no nos veíamos ni hablábamos– le respondí que bien, tranquila y ansiosa. Me dijo que todo iba a salir bien y le respondí que lo sabía, que me había preparado mucho para eso.

En el acto vino una enfermera, me dio la bienvenida y me da las primeras instrucciones.

Me dice ­– Tomá, báñate con este jabón (una especie de telita que al mojarse tiene jabón) y ponete la bata, sin ropa interior, por favor-. Yo ya me había bañado pero no iba a contradecir a la señora, me esperaban 2 largos días bajo sus cuidados, lo que menos quería era contradecirla.

Me bañé, por suerte la bata era grande y no me sobraba tanto cuerpo fuera de ella. Muy en contra de mi voluntad me quedé sin ropa interior (soy extremadamente pudorosa).

Vino un enfermero varón y me dio las siguientes instrucciones, me iba a tomar la presión (11/7), la temperatura (36.5 C°) y me iba a pesar (para saber la cantidad de anestesia necesaria en la cirugía).

Caminé hasta la balanza y me juré que iba a ser la última vez que pesarme fuese “una maldición”, y así fue, mi enemiga me estaba dando tregua ¡por fin!, indicaba 97,4 kilos, exactamente 13 kilos menos que cuando había comenzado el tratamiento y para coronar semejante logro, con ese peso acababa –según los parámetros médicos de peso y de IMC- de salir de la obesidad mórbida, eran todas buenas señales.

Volví al dormitorio y mi cara lo decía todo, ¿O no?.

Esas fotos me las saqué mientras esperaba que vengan a buscarme.

A los pocos minutos vino la enfermera nuevamente, me entrega una cofia espantosa de baño – pero esta era de clínica – y unos zapatitos igual de hermosos (léase sarcasmo), sin chistar me puse absolutamente todo.

Vino el Doc. Carlos Giordanelli y me preguntó cómo estaba y si estaba lista, le dije que sí y se fue al quirófano, supongo yo, porque ahí lo encontré minutos mas tarde. 

La enfermera me dijo que ya ERA LA HORA, que me tenían que llevar al quirófano, ¡Que emoción! ¡Realmente iba a suceder!.

Les di un beso a cada uno y partimos hacia el quirófano, en la camilla misma. El trayecto fue corto, salimos de la habitación, luego a la derecha, luego a la izquierda y pasé por un “hoyo” u “orificio” que conectaba con el quirófano y me deslizaron por ahí. Listo, ya estaba dentro del quirófano.

Del lado de afuera – desde mi camilla- veía a Giordanelli y Monti, mis cirujanos, esperando que el equipo médico termine de “prepararme”.

Párrafo aparte merecen los “atuendos” de “Gio” y Monti, mitad color mostaza y mitad bordó – nunca visto – juicio al diseñador de esos “ambos”, no dije nada, obviamente, pero no podía dejar de pensarlo.

En cuestión de segundos el anestesista me hizo volver a lo importante y me explicó lo que me iban a colocar, que efecto iba a tener, me hizo preguntas sobre que medicación tomaba y si había tomado alguna ese día, le dije que absolutamente nada, entonces era mi momento de hacer las preguntas de rigor. La misma secuencia que con el anestesista de la endoscopia, le pregunté si había bebido, dormido, etc., obviamente me dijo que no, ¡que me va a decir! ¡Qué ilusa!

Me pusieron el catéter por donde iba a pasar la anestesia (no dolió nada) – y eso que yo soy re maricona- sentí un chorro tibio corriendo por mi torrente sanguíneo…¡GAME OVER  AGAIN!

Lo próximo que recuerdo fue estar en una habitación diferente, atontada, con molestias obvias, “Gio” al lado mío preguntándome como estaba y fue ahí cuando lo supe…¡HABÍA VUELTO A NACER! ¡Estaba viva! ¡Comenzaba una nueva vida! Aún atontada lloré de emoción, eran lágrimas de felicidad.

A los pocos minutos volví a ser yo y comencé a quejarme- si señores- me dolía el pié.

 

 

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