13 de junio de 2012

Video - By Pass Gástrico por Laparoscopia

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Les  dejo un link con la excplicación detallada y paso por paso de la operación, vale la pena verlo si estás interesado/a. Explica la operación de forma muy clara. 

12 de junio de 2012

Ley de obesidad: lo que hay que saber

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la obesidad como la enfermedad epidémica no transmisible más grande del mundo, y la ubicó entre los diez factores de riesgo principales para la salud.
Desde hace más de un año rige en Argentina la ley número 26.396, más conocida como la ley de obesidad. Según expertos, uno de los puntos más importantes que establece  es que la obesidad es una enfermedad y un problema de salud pública, sujeta a políticas de gobierno. De este modo, libera a la persona obesa de ser culpable de estar enferma.

Esta ley implica que los tratamientos para bajar de peso están incluidos en el  Programa Médico Obligatorio (PMO) lo cual significa que el sistema de salud pública, las obras sociales, las mutuales y las empresas de medicina prepaga, tienen que hacerse cargo de los mismos. Esto incluye las alternativas quirúrgicas como la “manga gástrica”, el by-pass y la banda gástrica ajustable.

Aunque existen muchos métodos para bajar de peso, las estadísticas médicas a nivel mundial indican que entre el 70 y el 75 % de los pacientes que recurren a dietas, vuelven a recuperar su peso, o incluso más, en un período de dos años. Ante esos fracasos, es que las cirugías se presentan como una opción eficaz y perdurable en el tiempo ya que casi el 70 % de los pacientes operados mantienen el peso cinco años después de la misma.

La fundación Favaloro y el Hospital Universitario Austral publicaron un informe donde aseguran que un 80% de los pacientes a los cuales se les realizó la operación alcanzó la meta del tratamiento, bajar 50% del exceso de peso.

Argentina es el primer país en tener esta ley, que obliga a los gobiernos en sus distintas jurisdicciones, a crear servicios y estructuras para atender el problema, y a todas las entidades públicas y privadas a hacerse cargo de dicha enfermedad.

Además de la obesidad, a efectos de dicha ley, se entiende por trastornos alimentarios,  a la bulimia, a la anorexia nerviosa y a las enfermedades que la reglamentación determine que estén relacionadas con formas de ingesta alimenticia inadecuadas.

Si bien no hay cifras oficiales en el país sobre casos de bulimia y anorexia, se sabe que Argentina se ubica segunda en la incidencia mundial de esos trastornos, superada solamente por Japón.

La ley, declarada de interés nacional, incluye la prevención y el control de los trastornos alimentarios, contiene investigación de los agentes que la causaron, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades vinculadas, asistencia integral y rehabilitación, envolviendo sus patologías derivadas y las medidas tendientes a evitar su propagación.

La intención de esta ley es promover conductas nutricionales saludables, especialmente entre los niños y adolescentes, y para ello propone acciones que eviten la discriminación y la estigmatización en el ámbito laboral, educacional y/o social, frente al sufrimiento de los trastornos alimentarios.

En los kioscos de los colegios, se deberán ofrecer productos que integren una alimentación saludable y variada y estar debidamente exhibidos. A su vez, se tomaron medidas con el objetivo que las publicidades y los diseñadores de moda no utilicen la extrema delgadez como símbolo de belleza y salud y que ofrezcan una imagen más amplia de los jóvenes, sobretodo de las mujeres.

Las publicidades  de productos para bajar de peso deberán dirigirse exclusivamente a mayores de veintiún años, debiendo ser protagonizadas también por personas mayores de esa edad.

Por su parte la promoción de alimentos en alto contenido calórico y pobres nutrientes deberá contener la leyenda: “El consumo excesivo es perjudicial para la salud”. Además está prohibida la difusión de dietas o métodos para adelgazar que no conlleven el aval de un médico y/o un licenciado en nutrición.

Entre las acciones se incluyen también promover la participación de organizaciones no gubernamentales (ONG), desarrollar actividades de difusión televisiva, radial y gráfica, dirigida a la población en general y a grupos de riesgos en particular.

Además contempla programas tendientes a combatir la discriminación de quienes padecen obesidad, ya que por ejemplo las marcas de indumentaria excluyen a las personas de talles grandes, siendo difícil para ellos conseguir ropa, y en la mayoría de los casos, teniendo que consumir prendas en tiendas especiales, donde muchas veces son más caras y tienen menos diseño.

Otro problema que suelen tener las personas que padecen dicha enfermedad es a la hora de viajar; ya sea en avión, colectivo o remis, ya que por regla general los asientos son pequeños y se encuentran muy próximos unos de otros. Muchas personas evitan sentarse al lado de un obeso en el transporte público, algunas compañías aéreas obligan a pagar por dos pasajes al no existir asientos especialmente adaptados para obesos y muchos dueños de taxis o remises temen por el daño que el sobrepeso puede causar al vehículo.

Lo mismo suele ocurrir en lugares de esparcimiento como el cine o el teatro, y lo más grave es cuando la apariencia física se impone sobre otras cualidades cuando se quiere conseguir un trabajo, haciendo que el obeso se encuentre continuamente en una desventaja comparativa. 

Sin embargo, los proveedores de bienes o servicios con destino al público en general, no pueden negarse al requerimiento de una persona obesa, a proporcionar el bien o servicio solicitado, en las condiciones que establece el Poder Ejecutivo. Tal negativa será considerada acto discriminatorio en los términos de la ley n° 23592.

11 de junio de 2012

Video de mi camino al Bypass Gástrico.

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Gente, acá les dejo mi video de el largo recorrido que hice para llegar a donde estoy hoy.

El que les diga que es un camino color de rosas les está mintiendo pero aquel que les diga que es imposible o que no deben hacerlo tambipen le esta pifiando.

Los únicos convencidos de el paso a dar debemos ser nosotros, solamente nosotros, confiar en nosotros mismos, confiar en la decisión que tomamos y ponerle el pecho a la situación.

Ya les digo que no va a ser un camino fácil, van a pasar por todos los estados de ánimo y van a haber momentos en que vamos a flaquear, pero les aseguro, porque estuve ahí, que al final del camino nos espera una vida maravillosa, con salud, activa, espléndida, sólo hay que animarse a cruzar la línea.




Bypass Gástrico: Mi Historia - Mi experiencia

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Desde chiquitita el peso fue un “tema” en mi vida, no tenia sobrepeso pero tenía el máximo de peso y el mínimo de estatura según las tablas de los médicos.


Recuerdo que a los 15 años pesaba 62 kilos, no era obesa pero al lado de mis amigas era una chica con sobrepeso, todas ellas estaban entre los 47 y los 57 kilos aproximadamente.

 

Yo practicaba mucho deporte en esa época así que mantenía mi peso estable. Debido a varias lesiones y supongo que también por falta de ganas no volví a los entrenamientos, recuerdo que en unos 4 meses subí como 15 kilos que nunca más bajé y me mantuve en ese peso hasta terminado el colegio secundario, ya pesaba 77 kilos aproximadamente.

(Con mi mamá en su cumpleaños).
A los 18 años vengo a Buenos Aires a estudiar, mantuve mi peso de 77 kilos unos cuantos años, también comencé a fumar lo cual supongo me ayudó a no engordar pero se transformó en otro problema y en otra grave adicción, nunca logré, desde el inicio mismo fumar menos de un atado diario.


 (Con Sebas, mi amigo de toda la vida).
En Marzo del 2002 y con 24 años me voy a vivir sola (con mi hermano menor). A los pocos meses me pongo de novia y durante la relación engordo unos 17 kilos que jamás vuelvo a bajar, ya pesaba 94 kilos.

Mantuve ese peso varios años y la adicción al cigarrillo aumentaba, fumaba casi 2 atados diarios y trabajaba en casa desde la computadora por consiguiente no había ningún tipo de control en cuanto a la comida ni a los cigarrillos.

A finales del 2007 decido tomar el toro por las astas y me impongo dejar de fumar, bajar de peso, cursar 5 materias en la facultad y conseguir trabajo permanente fuera de mi casa….¿El resultado?...arranco el 2008 con ataques de pánico, no voy a la facultad, no dejo de fumar ni tampoco consigo trabajo.


Voy al psiquiatra y me medican con Meplar y Alprazolam, entre la medicación y la terapia logro reponerme con el correr de los meses pero durante 3 años cumplo rigurosamente con la medicación para el tratamiento.

Muchos pacientes medicados con antidepresivos dicen que aumentaron de peso debido a ello, yo realmente no puedo poner toda la responsabilidad en la medicación porque sé perfectamente lo que comía y realmente eran cantidades enormes de comida poco saludable acompañado de una vida sedentaria, así que no se cuanto de responsabilidad había en la medicación y cuanta era mía.

De los 94 kilos que pesaba arranco el año 2010 pesando 105 kilos y fumando 2 atados diarios pero por suerte aparece el trabajo estable en mi vida nuevamente y eso me ayuda a acceder a una prepaga y a poner un poco de orden a mi vida, ahora tenía una rutina que cumplir.


A mediados de 2010 decido que era hora de comenzar a ponerle un poco mas de orden a mi vida y decido pedir turno con una nutricionista, el 7 de Septiembre voy a ver a la Lic. Salinas en el CEMIC de Belgrano, le digo que quiero bajar de peso, que tengo hipotiroidismo, que me canso, que ronco y que ya no quiero verme así nunca más. Es ella quien por primera vez me habla de la cirugía bariátrica, me nombra algo así como “Manga Gástrica”, “Cirujano Carlos Giordanelli”, "que lo pensara", a lo que respondo que NI LOCA me someto a algo así, inteligente ella, se da cuenta que ni siquiera podía yo pensarlo y no insiste, me da una dieta y antes de retirarme del consultorio me dice que “en caso de que lo pensara…debía que dejar de fumar”.

Me voy del consultorio pensando que “ella estaba loca”, que “ni loca iba a dejar de fumar y mucho menos me iba a someter a una cirugía de esas”. Nunca más volví a verla, pero lo que hablamos ese día se me había marcado a fuego en la cabeza y era tema recurrente en mis sesiones de terapia, obviamente seguía engordando y fumando.
El 18 de Noviembre de 2010 decidí por tercera vez en la vida dejar de fumar, recuerdo que eran las 18 horas estaba en la oficina y me dije, como tantas otras veces: “Este es mi último pucho”.

Los primeros 3 días pensé que me iba a morir, les juro, tuve todos los síntomas de abstinencia, TODOS, me temblaban las manos, tenía un humor de perros, no podía dormir y me comía todo!

Supe que me tenía que aferrar a algo y decidí poner a diario cada logro alcanzado en el facebook, para mi sorpresa a diario recibí el apoyo de mis amigos y de los que no lo eran tanto, siempre palabras de afecto, me daban fuerzas, me decían que no me rinda, que todo se podía en la vida y les juro que eso fue realmente importante para mí y se convirtió en mi salvavidas.

Y así fue gente, ese fue mi último pucho y me siento súper orgullosa de ello.

Así que comprendí que Salinas tan loca no estaba porque después de todo el enojo que tenía al irme del consultorio estaba dando los primeros pasos y le estaba haciendo caso che.
Ni hablar que engordé unos cuantos kilos con la “dejada de fumar” pero por primera vez en mi vida entendí gracias a la terapia que las adicciones se superan paso por paso, que yo no podía pretender hacer todo junto porque mi cuerpo y mi bocho iban a enloquecer como allá por el 2008 y la verdad no quería eso para mí nuevamente, así que decidí darme el permiso de permitirme engordar unos kilos más si era necesario pero que el pucho tenía que ser parte del pasado.

Pasaron los meses y llegué al punto de no querer sacarme fotos, de no querer pasar frente a los espejos, si un hombre me invitaba a salir desestimaba la idea por completo. Nunca había tenido problemas de autoestima pero ahora ya no me reconocía en los espejos, no podía reconocer mis facciones, realmente estaba preocupada.

Decido comenzar nuevamente y por enésima vez una dieta y vuelvo a la Clínica Cormilot, cuando me peso la balanza acusaba 106,7 kilos…pensé que me iba a poner a llorar, les juro, en ese momento me puse a pensar y trataba de entender cómo demonios había llegado hasta ahí.

Como nutricionista me tocó Diego Sivori, si, el bombón de "Cuestión de peso", debo confesarles que sacarme la ropa para pesarme delante de él fue realmente vergonzoso, pero bueno, supuse que no era la primera gorda que él veía en calzones.

Fui a un grupo muy copado durante unos meses pero admito que no tengo paciencia y soy bastante intolerante a los grupos y las multitudes, realmente no es para mí, aunque el grupo era realmente copado.

Bajé unos cuantos kilos que volví a subir en cuanto abandoné la clínica y la dieta, obvio, ¿Nada es milagroso, no?

En Febrero de 2011 me voy de vacaciones a Brasil con mi madre, mi tía y mi amigo Sebas, calculo que mi "clic" comenzó en esa època, a un nivel un poco inconsiente aún. Las fotos de ese verano me resultaron abrumadoras, fué la primera vez que no me reconocí en las fotos.



Se acerca mi cumpleaños número 33, 16 de Junio de 2011, creo que las fotos de mi cumpleaños fueron el CLIC para retomar las riendas de mi vida.

Nos reunimos en la casa de mi madre, como siempre le pedí que me hiciera su deliciosa torta de cumpleaños, a eso le sumamos sándwiches, salchichas con salsa, mesa de picada, flan, gaseosas, etc., una comilona como para 20 personas, pero en realidad éramos 6 o 7 personas, no más. ¡No sobró nada!, ¡Pero nada eh!


Cuando vi las fotos realmente quise llorar, y no recuerdo realmente si no lo hice, había una foto que sacó mi hermano donde había una señora grande y obesa sentada en el sillón de mi madre, tardé unos segundos en darme cuenta, esa señora mayor y obesa era yo, con solo 33 años, recién cumplidos.

  Señora obesa y mayor en el sofà de mi madre.


Me quedé un tiempo prolongado, no se especificar cuánto, mirando la foto y pensando que si seguía así me iba a morir joven y que lo más probable es que nunca formara una familia, que nunca tuviera hijos y lo más grave, que nunca me iba a volver a enamorar y no porque los hombres no me miraran sino porque yo no me permitía pensar siquiera en la posibilidad.
Durante varios meses seguí mirando esa foto guardada en mi PC, solamente la miraba, todavía no sabía muy bien qué hacer ni qué pasos dar primero, solo la miraba, sabiendo a ciencia cierta que lo que veía no me gustaba y que ALGO TENIA QUE HACER Y PRONTO.

Le mostré la foto a mi amigo de toda la vida, obviamente no me dijo nada, calculo que para no mortificarme, solo me miró, ambos sabíamos que significaba esa mirada.
Pasaron algunos meses y decidí que quizás “la operación no era tan mala idea”, quizás la Lic. Salinas no estaba tan loca después de todo.

Casualmente (mi analista diría que no existen las casualidades y cada día que pasa lo comprendo más) el 7 de Septiembre de 2011, a un año exacto de mi primera visita a la Lic. Salinas tengo turno para ver al Cirujano Bariátrico del CEMIC el Doctor Carlos Giordanelli.
Admito que no quise volver con la Lic. Salinas porque sabía que me iba a poner los patitos en fila por haber abandonado el tratamiento y encima haber engordado, así que decidí no verla, hoy me disculpo por ello y voy a consulta con ella regularme.

Fui a la entrevista con todo un “speach” súper  armado pensando que tenía que venderle una historia redondita para que quisieran operarme. Casi no me dejó hablar.

Me hizo 400 preguntas, me miró de todas las formas posibles, leyó mi historia clínica para arriba y para abajo, me volvió a mirar de todas las formas posibles, me hizo más preguntas, me pesó, calculó mi IMC (índice de masa corporal), me hizo jurar y perjurar que no fumaba mas, me volvió a mirar mil veces más, (supongo que era una especie de "rayos x" incorporado que habrá traído de la facultad), ni idea, pero es al menos lo que yo sentí.

Recién ahí me explicó como era el método, me habló de un Bypass Gástrico, de mi IMC, de los problemas que acarreaba tener tanto sobrepeso, de lo que debería pesar en realidad, me habló de los pros y los contras de la cirugía, me avisó que mi vida iba a cambiar para siempre y en forma definitiva, me dijo que debía entender que jamás, nunca más iba a poder comer ni beber como lo hacía hasta entonces y que iba a tener que tomar suplementos vitamínicos de por vida.

Me dijo que era una candidata importante a la operación debido a que había dejado de fumar, no tenía hipertensión ni enfermedades asociadas a la obesidad. Estaban con él durante toda la entrevista dos Lic. en nutrición, Valentina y otra chica mas que no volví a ver. Me dan un régimen, me mandan a hacer 400 millones de estudios y me dicen que si todo sale bien y bajo el 10% de mi peso en 3 o 4 meses me operan.

Pensé que iba a salir feliz de ahí pero la verdad…¡Salí asustadísima! Escuché muchos nunca más y muchos jamás, para una adicta como yo era algo imposible de pensar.

Llevé toda esa información mezclada con angustia a terapia, decidimos que era hora de reforzar las sesiones si quería llevar esto acabo y trabajar allí todos los miedos.
Fueron meses y meses de luchar contra los malos hábitos, la comida, los atracones y los boicots. ¡Dejar de fumar había sido duro pero dejar de comer como lo hacía y no poder fumar fue realmente terrible!

Otro gran “tema” era mi trabajo, pensaba como iba a hacer para plantear la posibilidad de operarme por el tema del post operatorio, las inasistencias, las idas a los médicos, los estudios en horarios laborales, etc. Había leído a muchos compañeros operados y comentaban el problema con sus trabajos por la operación.

Me llené de coraje y fue a hablar con mi jefa, esperando lo peor, claro está.

Realmente debo decir que me tapó la boca, lisa y llanamente, no dije ni tres líneas de mi discurso armado con tanta antelación. Me contó que sabía perfectamente de que hablaba, que su hermana era una obesa en recuperación que se había hecho un Bypass Gástrico, que la vida le había cambiado notablemente, que no lo dudara, que me lo hiciera, que fuera a todos los médicos, que tenía permiso, que ni lo dudara.

Así que ese fue otro de mis discursos que tuve que guardarme para alguna otra ocasión.

Y no solamente me permitieron ir a cada médico y estudio que fuese necesario en horario laboral, también me apoyaron mis compañeras ayudándome con las diferentes dietas que iba haciendo, me alentaban si me veían flaquear y me controlaban de cerca como para que no pierda el rumbo, realmente todos ellos fueron muy importantes en todo este proceso, siempre voy a estar en deuda con ellos.

Me hice todos los estudios, fui a todos los médicos, cada Miércoles a ver al cirujano, todos dieron bien por suerte, estudios de sangre y orina completos, ecografías, ecodopler, espirometría, endoscopía, ergometría, entrevistas psiquiátricas con miembros del CEMIC, electrocardiogramas, ecocardiogramas y no sé cuantos “gamas” mas.

Recuerdo ahora de manera graciosa a la boluda que me hizo la ergometría, me esputó que “estaba en mal estado físico”…casi la mato, le dije que no se a quien esperaba pero que para la próxima le traía a Serena Williams para que le trotara 40 minutos en la cinta, le pedí que se ubicara, que yo era una obesa que se iba a someter a un Bypass gástrico, era obvio que estaba fuera de estado.

Sacando a boludas como esta (que hay en todos lados eh, me cruzo con 2 ò 3 por día), todo salió de maravillas, recuerdo vivir todo el proceso previo a la cirugía como metas o pasos que debía ir cumpliendo para poder acceder a lo que tanto anhelaba.

A medida que se acercaba la época de la “posible” operación yo iba sintiendo una paz interior que jamás en mi vida recordaba haber tenido.

En todo este proceso no quise la ayuda de nadie, sentía que era algo que debía hacer sola, como mujer adulta, sentía que era la primera decisión que tomaba como mujer, sin consultar a mis padres, ellos……. ¡Estaban de atar!

No podían entender ni comprender que yo no los necesitara ahí conmigo, quería ocuparme yo, nadie más que yo. Tuve infinidad de discusiones que no me hacían bien, estaban "insoportables", ¡Querían ir al médico conmigo! ¡33 pirulos tengo! ¡33!.

Por más que patalearan y se enojaran los seguí excluyendo de toda consulta médica, les avisé que iba a hacerse una caminata con los pacientes ya operados por el médico y los que aún estábamos esperando la fecha, que se invitaba a la familia, que si querían podían ir y que esa iba a ser la oportunidad que les daba de conocer al médico.

Hoy recuerdo ese día con mucha gracia.

Mi padre obviamente  llegó como 2 horas antes de lo pautado, no vaya a ser cuestión de que algo se le escapara.

Yo fui en colectivo con mi amigo de toda la vida, Sebas, y su mamá que estaba de visita en la ciudad y se ofreció gentilmente a hacerme el aguante en la caminata.

Mi madre llegó a los pocos minutos y obviamente entre ellos se preguntaban y consultaban sobre quien hablaría primero con el médico y que le preguntarían, realmente era una escena dantesca, por suerte estaba mi amigo que me tranquilizaba para no achurarlos….jajajaja.



Como lo imaginaba le preguntaron al cirujano todo lo que quisieron, que era lo mismo que me habían preguntado a mi meses anteriores y yo les había respondido fielmente con bibliografía y videos de Youtube, pero bue, parece que no es lo mismo si no te lo dice el médico.

Entre los tres se entendieron por lo visto porque cuando le pedí disculpas al cirujano por la cantidad de preguntas que le habían hecho me dijo que mis padres le parecieron “regios”, en fin.

Ese mismo día, el de la caminata, me dan la fecha de operación, 2 de diciembre de 2011. No lo podía creer, me quedé helada, faltaba un mes solamente.

La sensación era una mezcla de alegría con incertidumbre y con terror, recuerdo que me quedé petrificada, no podía despegar los pies del suelo.

Todo siguió en tiempo y forma salvo por algunos contratiempos familiares que no vale la pena contar acá porque son “familiares” y no hacen a la operación en sí, además, convengamos, ¿quién no tiene problemas familiares?.

Arranco con la dieta líquida, yo pensé que me iba a morfar a mis compañeras de oficina, al gato y a mi hermano, todos con Savora y Mayoliva, pero no.

El primer día te querés morir, el segundo no te querés morir pero casi y el tercero ya no te importa nada y ya no tenés hambre y ya no extrañas masticar.

Todo marchaba sobre rieles hasta el día 1 de Diciembre de 2011, 24 horas antes de la operación.

Muchos de ustedes creerán que la psicología no sirve, que son todos unos chantas, etc., está bien, no pretendo evangelizar a nadie a favor del psicoanálisis, cada uno cree en lo que quiere y le hace bien, pero miren que loco lo que me sucedió.

Yo estaba muy enojada con algunas cosas que sentía que me imponían y no respetaban mi decisión…y bue, como dice Moria, "todo lo que entra tiene que salir", a mi me brotó el odio y el enojo y comencé a sentirme mal, así que hablo con el cirujano, le explico que tengo los síntomas de una infección urinaria y voy a la guardia del CEMIC. Dicho y hecho. Se pospone la cirugía.

Estaba furiosa, pero conmigo misma, por permitir que lo que tanto había trabajado se tuviese que posponer, pero a la larga entendí que quizás el 2 de Diciembre no era “mi momento” y que por algo se dan las cosas.

Pasaron los días, superé el 10% del peso que tenía que bajar, lo cual me puso muy feliz y resolví a medias algunas cuestiones familiares que me tenían a mal traer.

El día 20 de Diciembre de 2011 me operaron a las 7:45 AM en el CEMIC de Saavedra, los cirujanos eran el Dr. Carlos Giordanelli y el Dr. Pablo Monti.

Recuerdo que me llevó a la clínica mi padre, me pasó a buscar por mi casa a las 4:30 AM, nunca lo había visto tan asustado, jamás.

Yo tenía una paz tan pero tan grande en el cuerpo que “casi casi” comienzo a creer en Dios ese día, ¡Y miren que soy recontra atea eh!

Cuando llegamos al CEMIC mi padre me preguntó si estaba segura, le dije que sí y comenzamos a caminar por la playa del estacionamiento hacia el edificio de la clínica, les juro que yo flotaba, sentía que volaba, estaba en otra dimensión.

Cuando llegamos al dormitorio rápidamente me puse la bata y cumplí con todos los procedimientos que se requerían para la cirugía, me pesé, 97,6 Kilos, había comenzado el tratamiento con 110,4 Kilos, ya estaba súper feliz.

Estaba tan relajada que hasta tuve tiempo para sacarme fotos en bata y subirlas al facebook mientras esperaba que me vinieran a buscar, estaba ansiosa, me sentía muy preparada y ya quería que suceda de una vez por todas.
 
Fui a cirugía en camilla, recuerdo que me pasaron por una especie de tubo en la camilla misma y así ingresé al quirófano, recuerdo que moría de ganas de decirle a los cirujanos que los ambos que tenían puestos eran horrendos, mitad bordó y mitad mostaza, pero fui inteligente y no dije nada, ¡No era el momento indicado para una corrección tan banal!

Recuerdo preguntarle al anestesista si había bebido la noche anterior, si había dormido bien y si estaba seguro de lo que hacía, una atrevida, pero bueno, ¡Quería saber!. Por suerte era un copado e hizo chistes al respecto y el resto es historia porque se me apagó la lucecita….

Volví al cuarto casi al mediodía, dolía, dolía mucho, pero yo me había preparado para eso, estaba fuerte y feliz y podía aguantarme lo que fuera, porque estaba segura de que lo que había sucedido era la mejor decisión que había tomado.

La primera noche fue dura, no dolía la cirugía en sí, dolía la espalda, como si fuese una contractura en la boca del estómago, pedía morfina a cada rato, quería que me saquen las botas que se inflaban a cada 3 segundos porque no me dejaban dormir, pero bueno, nada que no pudiese superar.

Hice pis en el inodoro, nada de chata, caminé y caminé todo lo que me pidieron, no me quejé ni una sola vez, me juré a mi misma que no iba a quejarme, ¡Y no lo hice!.

Me dieron el alta y pasé una semana en la casa de mi madre en Buenos Aires bajo sus cuidados, pasamos la navidad juntos, ellos comieron algo y yo sopita y gelatina, brindé y me dormí otra vez, les prometí que la próxima navidad iba a ser diferente.

Fui pasando cada obstáculo con paciencia y entereza, si crees que es fácil te digo ya mismo que ni lo intentes.

Arranqué el 2012 con drenajes y puntos, tomando sopita de pollo y brindé con juguito light, no me importaba, ¡Estaba feliz!.

A los 15 días me sacaron los drenajes y todo fue mucho mejor, a las 3 semanas de operada estaba nuevamente trabajando y hacía vida normal.

Al mes de operada viajé a Paso de los libres, mi ciudad natal y de crianza para ver los carnavales y a algunos amigos.

Me llamo Natalia, tengo casi 34 años, mido 1,56 metros y peso 59 kilos, soy una obesa en recuperación, vivo en Capital Federal y hace 10 meses me hicieron un Bypass Gástrico que cambió mi vida.


Llevo 51 kilos bajados, ya no ronco, ya no me agito al caminar, pude volver a atarme los cordones, ya no me gritan gorda, los hombres volvieron a mirarme, sigo sin fumar, retomo la facultad el cuatrimestre que viene, ya no tomo medicación psiquiátrica y encontré a un hombre divino que me quiere y me apoya en todo este camino.



Esta es mi experiencia, te la quería contar.

10 de junio de 2012

Las excusas y resistencias del obeso

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Las excusas son habituales en distintos órdenes de nuestra vida: en el trabajo, en el estudio, en las relaciones de pareja, en el cuidado de nuestro cuerpo. Muchas veces son útiles para protegernos de distintas situaciones, por ejemplo, cuando no alcanzamos un objetivo, cuando cometemos un error o cuando nuestros defectos se vuelven evidentes. Tal vez notamos que las excusas suelen ofrecer consuelo, aliviar el sufrimiento y hasta permitir el desarrollo de la tolerancia con nosotros mismos y demás. Somos seres imperfectos que vivimos en un mundo imperfecto, y nadie está exento de equivocarse.

Sin embargo, a veces las excusas se transforman en algo más. Cuando nos acompañan todo el tiempo, cuando nos impiden arriesgarnos y probar nuevos caminos, cuando sólo sirven para engañarnos a nosotros mismos, se convierten en un boomerang que sólo logra causar más dolor. En mi experiencia con la obesidad, he escuchado muchísimas excusas para postergar el tratamiento o para encararlo a medias, esperando siempre el fracaso y no el éxito.

Detectar una excusa que nos perjudica es fundamental no sólo para controlar el peso sino para conocernos mejor y poder alcanzar nuestras metas y potencialidades. Si en lugar de decir “el lunes empiezo”, uno reconoce: “todavía no estoy listo para empezar”, estaré en mejores condiciones de saber qué pasos dar a continuación. Por ejemplo, podemos preguntarnos por qué creemos que aún no estamos listos, o qué cambio -pequeño o mediano- podemos  emprender para avanzar progresivamente hacia objetivos mayores.

Al tomar conciencia de nuestros problemas y querer ponerles punto final, nos daremos cuenta de que, en realidad, nosotros somos los responsables de nuestros aciertos y nuestros errores, y que nadie más controla nuestra vida. Al elegir no taparse los oídos, probablemente algunas personas decidan seguir siendo obesas, pero serán personas nuevas a las cuales su gordura no les impedirá relacionarse con el mundo, trabajar con eficiencia y practicar algún deporte. Y sobre todo, sabrán cuándo y cómo empezar a cambiar.

Las cifras de personas obesas en el mundo crecen cada día, y si bien cada vez hay más interesados en cuidar su salud, también existe un gran número de individuos que saben que deben perder peso y grasa corporal pero que siempre encuentran un motivo para no ponerse en acción. Acá coloco las excusas más frecuentes al momento de adelgazar y cómo invalidarlas.


EXCUSA N°1:

Es verdad que la genética incide en nosotros, pero hay otra condición que debe estar presente para que la obesidad genética se desarrolle y es el hábito.
Entonces, si nuestros hábitos y el ambiente no le permiten a los genes expresarse, no seremos obesos. Es decir, los hábitos pueden ganarle a la genética. Con malos hábitos de alimentación y sedentarismo, quienes somos propensos genéticamente a ser obesos… ¡LO SEREMOS!
No podemos cambiar la genética pero si podemos cambiar nuestros hábitos… y mejorar nuestra calidad de vida.


¡CHAU EXCUSA N°1!


EXCUSA N°2:
Es cierto que algunas personas tienen el metabolismo lento ó menos activo, pero seamos realistas y no nos engañemos, nadie es obeso por tener el metabolismo lento, si somos obesos es porque además del metabolismo lento comemos desbordadamente y tenemos una vida sedentaria, nadie engorda 50 ó 70 kilos por tener metabolismo lento, no nos mintamos más!.

De hecho, si nos movemos más, comemos regularmente y ganamos masa muscular, activaremos nuestro metabolismo y lo ayudaremos a perder peso.

¡CHAU EXCUSA N°2!

EXCUSA N°3:
En realidad se puede bajar de peso de igual manera sin tener que recurrir a todos los alimentos light. Aquí entra en juego la porción, la cantidad de lo que ingerimos, que es en realidad lo que marca una diferencia.


Cuando realmente queremos bajar de peso ésta es una tremenda excusa, ya que lo que necesitamos es BAJAR LA PORCION de lo que veníamos comiendo… con eso ya basta para que la balanza empiece a indicar menos peso.


Hay un error en pensar que al ingerir un alimento light podemos seguir manteniendo las porciones que veníamos manejando.


¡CHAU EXCUSA N° 3!

EXCUSA N° 4:
Es verdad que los huesos más grandes son más pesados, pero están proporcionados a nuestra altura y por eso existen tablas de peso relacionadas a la altura, donde ya está incluido el tamaño obviamente de los huesos.
Cuando una persona tiene sobrepeso, incide la grasa corporal que es la que está en exceso y no el peso de los huesos que ya están incluidos en las tablas calculadas de pesos en relación a la altura.


Esto quiere decir que nadie tiene 20, 40 ó 60 kilos de sobrepeso “por tener huesos grandes” y si por tener malos hábitos alimenticios y una vida poco saludable.


¡CHAU EXCUSA N° 4!


EXCUSA N° 5: 
Cuando uno es adicto al alcohol sabe que no debe beber nunca más, lo mismo sucede con las drogas y otras adicciones, pero con la comida es más complicado ya que no podemos dejar de alimentarnos.

Si tu vida social te enfrenta cotidianamente con tu adicción mediante eventos, cenas, cumpleaños, etc., tendrás que tomar el toro por las astas y programarte con antelación para poder mantener la sobriedad alimenticia en cada situación.

Intenta llevar en el bolso (mochila, cartera, bolsillo) siempre caldos light, barritas de cereal, galletas de arroz, etc., intenta saciar tu apetito con antelación para no desbórdate en el evento, recordá que nadie va a engordar por vos, el único perjudicado sos vos, nadie más.

Una vez saciado selecciona del menú aquello que más te agrade y date el gusto de comer algo de todo el menú disponible.

¡CHAU EXCUSA N° 5!


EXCUSA N° 6: 
Uno de los pretextos más populares. Esta excusa ya no sólo busca protegernos de la frustración: es la causa de la frustración.
El temor a fracasar lleva de este modo a dejar de intentar y por lo tanto, a fracasar. Eso sí, sin mover un dedo.
El principio es siempre el mismo: es mucho más fácil y más seguro seguir teniendo sobrepeso que ponerse en acción para dejar de tenerlo. Lo cierto es que estar mejor cuesta trabajo, y no todos están listos para ello. Pero en lugar de reconocer y aceptar esta situación, muchos recurren a las excusas e inventan culpables imaginarios.
A tomar el toro por las astas, a reconocer y aceptar la situación y a ponerse en marcha para lograr tener ese cuerpo que merecemos.


¡CHAU EXCUSA N° 6!


EXCUSA N° 7:
En estos casos sólo hay que adecuar la actividad al individuo y su dolencia o afección, para reducir los impactos. Además, el movimiento mejora la funcionalidad y la flexibilidad, reduciendo al mismo tiempo, las molestias cuando realizamos actividades cotidianas.


Si te negás a moverte y hacer actividad física definitivamente no va a ser fácil que bajes de peso y tengas una vida más saludable, así que ponete a pensar que pesa más en la balanza, si las ganas de bajar de peso o ver como la obesidad te impide hacer todo aquello que deseas.


Nada se logra sin esfuerzo, así que deja de quejarte y movete!.


¡CHAU EXCUSA N° 7!




EXCUSA N° 8: 
Todos los “no puedo” en realidad son un “no quiero”. Tené en cuenta que en la vida habrá miles de situaciones que pueden producir un “no puedo”. Pero si vos realmente “querés”, vas a encontrar la manera de “poder”.

No hay nada milagroso en el bajar de peso, todo lo contrario, para lograrlo se tienen que dar una combinación de elementos, y todos ellos son psíquicos. Tenemos que comenzar a entender que para “poder” debemos primero estar seguro de “querer”.

Entonces, convencete, para “poder” hay que “querer” y no alcanza sólo con “querer”, hay que animarse a “poder”.

Animate, permitite intentarlo al menos, con intentarlo ya tenés medio camino andado.

¡CHAU EXCUSA N° 8!




 
EXCUSA N° 9: 
Esta es una excusa típica, dejar un programa de descenso de peso porque no has llevado a la práctica lo que el médico te aconsejó. En realidad lo sano es volver a la consulta y hablarlo para concretar un programa lo más personalizado posible. Esta puede ser la forma de ajustar sus actividades y horarios de mayor ansiedad, y prevenir este tipo de situaciones.

Hay que volver y plantearle al profesional las dificultades que vas teniendo, de ser necesario buscar ayuda psicológica para ir afrontando los miedos y ver cómo hacer para “desarmar” los boicots.

¡CHAU EXCUSA N° 9!


EXCUSA N° 10: 
Es otra excusa típica, muchas veces la gente intenta ir al nutricionista una vez cada mes ó cada 15 días, y la posibilidad de fracaso es directamente proporcional a mayor tiempo sin control. Si no tenés los estudios podes presentarlos luego. Pero hacer el control y el apoyo dieto-terapéutico es indispensable.

La ecuación es simple, cuanto más te alejes  de la nutricionista mas corrés el riesgo de aumentar de peso y perder el foco en el tratamiento.

¡CHAU EXCUSA N° 10!


 
EXCUSA N° 11: 
Si engordó 2 kilos, es probable que quizá haya comió demás, pero también puede ser que esté produciendo una retención de líquidos.

Es importante que vaya a control con la nutricionista para ver cuál es el motivo del aumento de peso.
Si la causa es haber comido mal no tiene que vivirlo como un fracaso, lo importante es que esos 2 kilos no se transformen en 4 ó en 6 ó mas aún.

No hay que ser exitista, todos podemos cometer errores, nadie está exento de que le suceda, lo que si tenemos que hacer es estar atentos para no perder el rumbo del tratamiento.

Si engordamos unos kilos es bueno saberlo y frenar el aumento de peso, si no nos enteramos estamos en problemas.

¡CHAU EXCUSA N° 11!



EXCUSA N° 12:
Esta excusa forma parte de la creencia en que “no va a andar”; no lo va a lograr. Deje que el propio médico decida si usted es o no el peor paciente que tuvo, haga otro tipo de enfoque con su tratamiento.

No tenga pensamientos negativos, busque ayuda y ponga manos a la obra para estar bien. Nunca debe perder de vista su objetivo: si pone en su mente el fracaso... así será. 

En cambio, si pone sus energías en un logro, tiene el 50 por ciento ya ganado. 

¡CHAU EXCUSA N° 12!






EXCUSA N° 13: 
Es importante entregarse al plan dieto-terapéutico, intente no realizar objeciones ni buscar obstáculos.

Nuevamente: ponga sus energías en el logro de sus objetivos, y confíe en los profesionales que lo están acompañando.

Los profesionales son justamente eso, profesionales, si le dan un plan alimenticio por algo será, deje de cuestionar si cree o no que va a engordar con el plan, HÁGALO y luego cuestiones en base a los resultados obtenidos.

¡CHAU EXCUSA N° 13!




EXCUSA N° 14: 
A veces esto es cierto y se puede, pero generalmente se necesita ayuda.

Uno de los grandes pasos en cualquier adicción es aceptar y comprender que necesita ayuda, al contrario de lo que muchos creen, mostrarse necesitado de ayuda no es un signo de debilidad, todo lo contrario, demostrar que se necesita ayuda es un signo de salud mental, entender que no se puede solo, pedir ayuda es saludable, es aceptar que tenemos un problema y que tenemos el coraje de querer modificar esa realidad, no se acobarde, siéntase feliz de poder pedir ayuda.

¡CHAU EXCUSA N° 14!


 
EXCUSA N°  15: 
El tratamiento le dará resultados en función de lo que trabaje para lograrlo. No querer dedicar este tiempo para usted, implica que no está decidido a emprender este proyecto. Será mejor que no comience ningún plan de descenso si no está convencido de querer hacerlo, dado que seguramente sumará puntos a la lista de fracasos para descender de peso.

La pregunta es… ¿Por qué no “tiene” tiempo para dedicarse a recuperar su salud? ó ¿Qué es más importante que dedicarse a recuperar su salud? PIÉNSELO.

¡CHAU EXCUSA N° 15!




EXCUSA N° 16: 
No existe el misterio metabólico. Por ejemplo, una mujer puede estar en plena menopausia - cuando cuesta más bajar de peso- pero si hace una dieta acorde a su momento metabólico y realiza una actividad física para activar la desintegración de grasas, podrá bajar de peso.

Si desde el fondo de su corazón usted NO TIENE IDEA de por qué engorda…necesita mucha ayuda. Todos los enfermos sabemos que es lo que hacemos mal, no tener idea de porque estamos engordando es un gran acto de negación y sería bueno que vaya viendo como “desarmar” este embrollo para poder empezar a “ver” un poco sobre sus hábitos alimenticios y ver que está haciendo mal.

¡CHAU EXCUSA N° 16!




EXCUSA N° 17: 
MENTIRA. No hay nada más económico que comprar verduras y frutas de estación. Cambie la carne que ya consumía por otra mas magra, no hay diferencia de precio. Los lácteos que ya consumía por otros descremados, si tomaba gaseosas comunes compre las que son light o free, no hay diferencia de precios considerables. NO SE MIENTA.


Y no es verdad que no se consigua facilmente, hoy en día todos los mercados y almacenes tienen un sector "verde" dedicado a los alimentos light. SI NO LOS VÉ, USTED ES DALTÓNICO.


¡CHAU EXCUSA N° 17!




EXCUSA N°  18: 
Es probable, pero plantéese la siguiente pregunta: ¿Quién tiene el problema?, ¿Quién va a seguir engordando si no cambia de vida?, ¿Quién se perjudica si no hace algo al respecto?


La respuesta es siempre la misma, USTED, entonces deje de quejarse por no tener contención, sería genial tenerla, claro está, pero si no es así no convierta eso en una excusa mas para no hacer nada, hágase responsable de que el problema es suyo y la necesidad de cambio también, busque contención en otro lado y no se mienta más.


¡CHAU EXCUSA N°  18!


 
EXCUSA N°  19: 
HÁGASELO. No hay otra respuesta. Cuando uno quiere cambiar algo hay que ponerle el cuerpo, nada se modifica si no va acompañado de cambios, si no tiene tiempo busque a alguien que lo haga por usted, si no puede ese alguien, entonces hágalo usted, si quiere cambios demuéstrese que está dispuesto a ponerle el cuerpo y ocuparse, caso contrario no se siga mintiendo.


¡CHAU EXCUSA N°  19!




EXCUSA N°  20: 
CAMINE. Aproveche, ¡Es gratis!.


¡CHAU EXCUSA N°  20!




EXCUSA N°  21: 
Arme una listita con las cosas que tiene permitido comer y désela a la persona encargada de hacer las compras, súper fácil, ¿Vió?.


Y si fuese necesario hágase el tiempo para ir a comprar usted y cocinarse. No hay excusa válida para dejar de lado su tratamiento.


¡CHAU EXCUSA N°  21!


 
EXCUSA N°  22: 

Para nada difícil, es sólo cuestión de organizarse. Si no tiene recipientes contenedores cómprese un par y guarde sus raciones de alimento, métalas en su bolso/cartera/mochila y llévelas a su trabajo.


Nada es tan complicado si uno se propone llevarlo a cabo, planifíquelo con anticipación.


¡CHAU EXCUSA N°  22!




EXCUSA N°  23: 
Puede que así sea, pero entonces tendría que preguntarse por qué dedicó varios minutos a leer todo este texto de excusas usuales en la obesidad.


Yo particularmente creo que ninguna persona que padece obesidad puede sentirse bien con tanto sobrepeso, entiendo que intentamos convencernos de que así es, pero en el fondo sabemos que es mentira y fantaseamos con el cambio.


Si leyó este texto y llegó hasta acá no se duerma en los laureles y pida ayuda, tome el toro por las astas, permítase llevar a cabo el cambio.


¡CHAU EXCUSA N°  23!




Y no olvide lo siguiente:
 Si no está conforme con el suyo, HAGA ALGO AL RESPECTO.
 

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